sábado, 31 de julio de 2010

JERUSALEN LA CIUDAD SAGRADA

No hay en el planeta una ciudad más espiritual que Jerusalén. Ella es sede de tres de las religiones monoteístas más grandes e importantes del mundo: el judaísmo, el cristianismo y el islamismo.

A pesar de ser escenario y epicentro de un álgido conflicto entre dos pueblos hermanos, en el sentido exacto de la palabra, Jerusalén es la ciudad de la paz, pero de la paz interior, la que se consigue de la vivencia de la fe que se escenifica en sus cientos de iglesias, monasterios, sinagogas y mezquitas.


Lo que más sorprende cuando se llega a Jerusalén es su singular luminosidad, producto del color blanco predominante en sus construcciones civiles o eclesiales. Pero también, es el resplandor espiritual con que toca a los miles de peregrinos y turistas que acuden con similares propósitos: conocer los lugares santos, aunque, la gradación en la intensidad de su experiencia sea muy diversa.

La historia de Jerusalén rebasa fácilmente los tres mil quinientos años, no obstante, su estructura urbana procede de la era bizantina y sus famosas murallas fueron levantadas en el siglo XVI. El primer núcleo habitado de esta hermosa ciudad surgió en la colina sur de la explanada, construido por los Jebuseos, que ya para el segundo milenio había recibido el nombre de Ursalim, que prefigura su actual denominación. No obstante, Jerusalén ha estado indisolublemente ligada a la evolución del pueblo judío.

Abraham arribó a este lugar durante sus peregrinajes y luego el Rey David arrebató el control a los Jebuseos, construyendo en su lugar una ciudad amurallada, denominada Ciudad de David, al sur de la actual ciudad vieja. Esta urbe prontamente se transformaría en el centro político y religioso de la nación. Aquí, en el siglo VIII A.C. levantó Salomón su colosal templo. Después de su muerte, cuando la nación fue dividida en dos, Jerusalén se convirtió en la capital del reino del Sur.

El fastuoso templo fue destruido por Nabucodonosor, pero ya en el 520 fue reemplazado por uno nuevo. Durante el reinado de Herodes la ciudad recobró un ímpetu inusitado. Se edificó una nueva muralla, se construyeron varios palacios y teatros y hasta un hipódromo, concluyéndose, también la ciudadela. Sin embargo, la Gran Revuelta de los Judíos contra Roma condujo a la completa destrucción de Jerusalén y de su Templo, del que solo se salvó su Muro Occidental.

Ya en nuestra era, en el siglo IV, cuando Constantino unificó el Imperio Romano bajo la fe cristiana, decenas de iglesias fueron construidas en Jerusalén. Durante el periodo musulmán, se construyeron la Mezquita de El Aksa y el domo de la Roca, cuyo acceso estaba vedado a los infieles.

En el recorrido por la ciudad, muchos de estas obras saludan al viajero, mientras que otras se encuentran en los cimientos de construcciones más contemporáneas. Hoy Jerusalén es una ciudad plena, bullente de gente y de comercio, que se niega a ser encasillada como lugar de turismo religioso exclusivamente.

La panorámica de la ciudad deja extasiado a quien la contempla. Sobre el horizonte azul y transparente se aprecia una abigarrada sucesión de cúpulas doradas, campanarios y cruces que coronan las tradicionales construcciones de piedra, mosaico o ladrillos milenarios que le dan ese aire de intemporalidad que la caracteriza.

Sus calles son un reflejo de su intensa y a veces dramática historia y evidencian su multicultural estirpe. Aquí, como en cualquier ciudad cosmopolita, se oyen los más enrevesados idiomas y dialectos y se observa en plena intensidad el atlas racial de nuestro planeta. Jerusalén es el punto de encuentro y de partida de los troncos culturales más importantes de la humanidad durante los milenios precedentes. Es la génesis y la suma de Oriente y Occidente, ciudad faro para millones de personas, que aspiramos a que ese aire eterno de paz cristalice en una fraternal convivencia entre pueblos hermanos de raza y de historia, superando años de rencores y violencias.

MAPA DE LA CIUDAD
JERUSALEM WEBSITE

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