sábado, 31 de julio de 2010

SAN FRANCISCO: SEÑORIAL Y REFINADA METRÓPOLI



En una de las más hermosas bahías del planeta, San Francisco, ciudad multifacética y señorial, abre sus brazos a los turistas provenientes de todas partes del mundo y los sorprende con su gran diversidad cultural, étnica y paisajística, amén de sus exquisiteces gastronómicas y de un clima de perenne primavera.

Llegar a San Francisco es fácil, lo difícil y triste es tener que marcharse después. Desde el mismo instante del arribo, San Francisco envuelve al visitante con su seductora y cautivante atmósfera de ciudad cosmopolita. Su contrastante y refinada arquitectura, su abigarrado cuadro étnico y racial, su espléndida dotación paisajística pero sobre todo su ambiente de absoluta libertad subyugan a propios y extraños, haciendo que la estadía deje una huella imborrable en la memoria y anime los sueños de un pronto retorno.

San Francisco es una de las ciudades más interesantes de California, a pesar de competir con urbes muy bien dotadas como los Ángeles, Sacramento o San Diego. Se alza desde cimbradas colinas que rodean la bahía de su mismo nombre. La ciudad goza de merecida fama de tener una de las poblaciones más prosperas de América y de ser la más europea de las capitales estadounidenses.

El clima de San Francisco es uno de sus atractivos fundamentales, pues goza de un régimen oceánico y mediterráneo a la vez, lo que la convierte en una ciudad ideal para vivir, lo cual explica el elevado costo de los bienes raíces en toda su área. Las precipitaciones se presentan mayormente en el suave invierno, mientras la primavera y el otoño son soleados y el verano es fresco debido a las frías corrientes oceánicas que envuelven la ciudad en una romántica bruma, hasta bien entrada la mañana.

Su población se estima en cerca de un millón de personas, pero si se toman en cuenta los diversos condados que comparten el área de la bahía, sobrepasa fácilmente los 7 millones de habitantes, provenientes de todos los rincones del planeta, pero con un predominio de asiáticos y latinos, especialmente de origen mejicano.

El crecimiento de la ciudad se debió en buena parte a la inmigración europea y asiática. Esta última se asentó especialmente en el distrito conocido como Chinatown, un pintoresco y bullicioso barrio de comerciantes orientales. Muy cerca de allí, los negocios se desarrollan a un ritmo febril en el distrito financiero. Su agitada vida contrasta con la apacibilidad de los paseantes de Embarcadero y Fisherman Wharf, uno de los tradicionales barrios turísticos del área de la bahía.

La ciudad es famosa por el Puente Golden Gate, símbolo universal del oeste americano, que unió desde 1937 los dos extremos de la bahía y que aún en la actualidad, constituye una enjundiosa obra de ingeniería. Otro famoso puente es el Bay Bridge, que se construyó un año antes y que actualmente ha sido remodelado con lujo y seguridad. El edificio emblemático de la ciudad es la Pirámide Transamérica, que gobierna los cielos casi siempre azules de esta bahía de ensueño.

Desde Fisherman Wharf salen cruceros que acercan al visitante a otro de los lugares favoritos de los turistas: la isla prisión de Alcatraz, que se hizo famosa por la película Alcatraz fuga imposible.

Cerca de San Francisco y en el área de la bahía se encuentran pueblos maravillosos como Sausalito, encantadora ciudad mediterránea, Napa y Sonoma generosos valles poblados de dulces y esplendorosos viñedos, No muy lejos de la ciudad se encuentra el conocido Silicon Valley, sede de la industria de microprocesadores e informática más pujante del país

mapas de San Francisco;
Página Oficial de la Ciudad
JERUSALEN LA CIUDAD SAGRADA

No hay en el planeta una ciudad más espiritual que Jerusalén. Ella es sede de tres de las religiones monoteístas más grandes e importantes del mundo: el judaísmo, el cristianismo y el islamismo.

A pesar de ser escenario y epicentro de un álgido conflicto entre dos pueblos hermanos, en el sentido exacto de la palabra, Jerusalén es la ciudad de la paz, pero de la paz interior, la que se consigue de la vivencia de la fe que se escenifica en sus cientos de iglesias, monasterios, sinagogas y mezquitas.


Lo que más sorprende cuando se llega a Jerusalén es su singular luminosidad, producto del color blanco predominante en sus construcciones civiles o eclesiales. Pero también, es el resplandor espiritual con que toca a los miles de peregrinos y turistas que acuden con similares propósitos: conocer los lugares santos, aunque, la gradación en la intensidad de su experiencia sea muy diversa.

La historia de Jerusalén rebasa fácilmente los tres mil quinientos años, no obstante, su estructura urbana procede de la era bizantina y sus famosas murallas fueron levantadas en el siglo XVI. El primer núcleo habitado de esta hermosa ciudad surgió en la colina sur de la explanada, construido por los Jebuseos, que ya para el segundo milenio había recibido el nombre de Ursalim, que prefigura su actual denominación. No obstante, Jerusalén ha estado indisolublemente ligada a la evolución del pueblo judío.

Abraham arribó a este lugar durante sus peregrinajes y luego el Rey David arrebató el control a los Jebuseos, construyendo en su lugar una ciudad amurallada, denominada Ciudad de David, al sur de la actual ciudad vieja. Esta urbe prontamente se transformaría en el centro político y religioso de la nación. Aquí, en el siglo VIII A.C. levantó Salomón su colosal templo. Después de su muerte, cuando la nación fue dividida en dos, Jerusalén se convirtió en la capital del reino del Sur.

El fastuoso templo fue destruido por Nabucodonosor, pero ya en el 520 fue reemplazado por uno nuevo. Durante el reinado de Herodes la ciudad recobró un ímpetu inusitado. Se edificó una nueva muralla, se construyeron varios palacios y teatros y hasta un hipódromo, concluyéndose, también la ciudadela. Sin embargo, la Gran Revuelta de los Judíos contra Roma condujo a la completa destrucción de Jerusalén y de su Templo, del que solo se salvó su Muro Occidental.

Ya en nuestra era, en el siglo IV, cuando Constantino unificó el Imperio Romano bajo la fe cristiana, decenas de iglesias fueron construidas en Jerusalén. Durante el periodo musulmán, se construyeron la Mezquita de El Aksa y el domo de la Roca, cuyo acceso estaba vedado a los infieles.

En el recorrido por la ciudad, muchos de estas obras saludan al viajero, mientras que otras se encuentran en los cimientos de construcciones más contemporáneas. Hoy Jerusalén es una ciudad plena, bullente de gente y de comercio, que se niega a ser encasillada como lugar de turismo religioso exclusivamente.

La panorámica de la ciudad deja extasiado a quien la contempla. Sobre el horizonte azul y transparente se aprecia una abigarrada sucesión de cúpulas doradas, campanarios y cruces que coronan las tradicionales construcciones de piedra, mosaico o ladrillos milenarios que le dan ese aire de intemporalidad que la caracteriza.

Sus calles son un reflejo de su intensa y a veces dramática historia y evidencian su multicultural estirpe. Aquí, como en cualquier ciudad cosmopolita, se oyen los más enrevesados idiomas y dialectos y se observa en plena intensidad el atlas racial de nuestro planeta. Jerusalén es el punto de encuentro y de partida de los troncos culturales más importantes de la humanidad durante los milenios precedentes. Es la génesis y la suma de Oriente y Occidente, ciudad faro para millones de personas, que aspiramos a que ese aire eterno de paz cristalice en una fraternal convivencia entre pueblos hermanos de raza y de historia, superando años de rencores y violencias.

MAPA DE LA CIUDAD
JERUSALEM WEBSITE
 JOSÉ ORTIZ BRACAMONTE: “AMAMANTADO DEL BARRO”
Han transcurrido ya más de nueve mil años desde que el hombre primitivo puso a secar al Sol sus primeras vasijas de barro, en las mesetas de Anatolia. Sin embargo, la alfarería y posteriormente la cerámica, continuarían siendo una de las actividades primordiales de todas las colectividades humanas.

Hoy en Nicaragua el arte de trabajar el barro ocupa a miles de personas, quienes con fines utilitarios o artísticos cultivan el legado de nuestros rústicos antepasados.
José Ortiz Bracamonte, es uno de ellos. Desde muy pequeño estuvo en contacto con el dúctil y cálido material de trabajo de sus padres. Como él mismo expresa, “fui prácticamente amamantado del barro”. Por ese entonces, la arcilla sólo representaba para él la posibilidad de fabricar figuras caprichosas que llenaran su curiosidad infantil, pero poco a poco fue dándole la forma de aquellos objetos que la gente compraba para satisfacer sus necesidades utilitarias o decorativas.
Este contacto prematuro con el barro, lo fue formando y a la vez fue planteándole nuevos retos e interrogantes, que fueron absorbiendo su tiempo y obligándolo a romper los marcos estrechos de la cerámica tradicional y repetitiva que se exhibía y se vendía en su pueblo natal, San Juan de Oriente.

“Inicié trabajando en cerámica decorativa, principalmente en réplicas precolombinas, pero mi inquietud era hacer una cerámica sobre un nuevo planteamiento. La artesanía que trabajábamos no pasaba de cinco o seis diseños, copiados del Libro Cerámica de Costa Rica y Nicaragua de Lothrop, pero yo quería hacer algo diferente”, explica.
A mediados de los años 80 trabó conocimiento con el poeta Pablo Antonio Cuadra, quien sería una de las personas más importantes e influyente en su formación artística y en la visión particular del proceso de creación. “Don Pablo Antonio me pidió que plasmara en cerámica los diseños que él tenía de su poemario El Jaguar y la Luna. Eran 36 bocetos que sólo existían en papel y yo tenía que realizar una propuesta integral de formatos y color, es decir, debía llevarlas a diferentes vasijas, platos y deidades zoomorfas”, recuerda. Luego de más de cuatro años de trabajo, el proyecto vio la luz en una exposición pública en el Teatro Nacional Rubén Darío en 1990.
El siguiente empeño artístico rebasaría las fronteras patrias. La Universidad de Méjico le encargó un trabajo sobre la conquista española, pero desde la óptica de los conquistados, que recibió el nombre de Visión de los Vencidos y que se plasmaría en el libro de Miguel León Portillo.
Los años 90 fueron de crecimiento y consolidación artística. Sus obras traspasarían el océano, se exhibirían en países europeos y engalanarían espacios públicos y recintos universitarios en Estados Unidos. Sin embargo, el éxito no enturbió su sencillez ni alteró su sentido de pertenencia.

Hoy continúa trabajando en un modesto taller en San Juan de Oriente, en donde, sin pretensiones, ha ido formando escuela y recibiendo también importantes contribuciones del medio y de otros artistas. La visión de su arte es totalizadora, pues en sus obras integra con delicada sencillez y con un notable cromatismo diversas expresiones artísticas como pintura, escultura, cerámica, música e incluso literatura.

CHEO FELICIANO: THE BEST

El mundo de la Salsa tiene sus propios “dioses coronados”. Miembro infaltable de este selecto club es José “Cheo” Feliciano, dueño de una de las voces más bellas de este singular ritmo. Su voz es plenamente identificable por su gran sonoridad y la amplia gama de matices que despliega. Cheo sobresale interpretando ritmos alegres y rápidos, pero donde no tiene rival ni parangón es en el terreno del bolero salsa.

Cheo Feliciano nació en 1935 en Ponce, Puerto Rico. Allí inició sus estudios musicales y a los 17 años viaja a residir con su familia a Nueva York. En la ciudad luz inicia su vida artística profesional como percusionista del grupo "Ciro Rimac's Review". De allí pasó a trabajar con la orquesta del inolvidable Tito Rodríguez, para luego deambular por varios de los conjuntos de moda, hasta que por recomendación de Tito Rodríguez, Feliciano hace una audición y obtiene un trabajo con el Sexteto de Joe Cuba como vocalista.

Con Joe Cuba obtuvo sus primeros éxitos musicales. Después, por un breve período se vincula a la orquesta de Eddie Palmieri. Luego vendrán los años de grabación con el sello Fania, que le abrirán definitivamente las puertas de la fama.
Cheo Feliciano hace a lo largo de su producción discográfica una recopilación de las canciones más importantes de su carrera. Son temas muy bien logrados, donde predomina el ritmo suave y cadencioso del bolero salsa, acompañado de un excelente respaldo musical, sobre todo en el piano y teclados, lo que le confiere un sello difícil de igualar.
JULIO CORTAZAR: UN TAL LUCAS


“En los departamentos de ahora ya se sabe, el invitado va al baño y los otros siguen hablando de Biafra y de Michel Foucault, pero hay algo en el aire como si todo el mundo quisiera olvidarse de que tiene oídos y al mismo tiempo las orejas se orientan hacia el lugar sagrado que naturalmente en nuestra sociedad encogida está apenas a tres metro del lugar donde se desarrollan estas conversaciones de alto nivel, y es seguro que a pesar de los esfuerzos que hará el invitado ausente para no manifestar sus actividades, y los de los contertulios para activar el volumen del diálogo, en algún momento reverberará uno de esos sordos ruidos que oír se dejan en las circunstancias menos indicadas, o en el mejor de los casos el rasguido patético de un papel higiénico de calidad ordinaria cuando se arranca una hoja del rollo rosa o verde”

Así empieza uno de los más divertidos episodios de este sensacional libro de cuentos del querido escritor argentino, quien consideraba el humor como un arma central del ser humano, que lo capacitaba para hacer frente al mundo y crear una "visión en que las cosas dejan de tener sus funciones establecidas para asumir muchas veces funciones diferentes, funciones inventadas", como muchas veces lo explicaría Cortázar.

Julio Cortázar es, sin lugar a duda, uno de los autores cúspides de nuestra literatura. Criticado por muchos por sus posiciones políticas pero, amado por el dilatado universo de sus lectores, no sólo en América Latina, sino a nivel mundial, nos legó sensacionales cuentos y novelas que han engrandecido la fama de nuestra literatura contemporánea. Ya desde pequeño, las palabras llegaron a valer para él más que las cosas mismas.

Siempre vio el lado lúdico del arte como una de sus más preciosas posibilidades y así lo plasmó en sus obras "Final de juego", "Rayuela", "62 modelo para armar", "Divertimento", hasta sus eternos Cronopios, esos personajes inocentes que se encargaron de poner patas arriba el mundo.

Después de Cortázar las situaciones más dramáticas jamás volvieron a ser solemnes, siempre asistimos con una sonrisa a flor de labios al desarrollo de sus incontables historias. Es un libro que le ayudará a calmar el estrés y la apatía de nuestra vida moderna.